HIGHWAY – CAMINO, VERDAD Y VIDA Anunciando a la Estrella de la Mañana
En la Ruta del Sol A&A
Sarang in Seoul A&A
“Jesús dijo: “‘Ama al Señor tu Dios con toda tu pasión, y con tu corazón e inteligencia’.
Este es el más importante, el primero de cualquier lista.
Pero hay un segundo: ‘Ama a los demás como a ti mismo’.
Estos dos mandamientos son clavijas; todo en la Ley de Dios y en los Profetas pende de ellos””.
Mateo 22:37-40
“It breaks your heart
“Te rompe el corazón
When you see me dancing with the enemy.
Cuando me ves bailando con el enemigo.
Yes it breaks your heart
Si, te rompe el corazón
When you see your bride in adultery.”
Cuando ves a tu novia en adulerio.”
– Jealous, (Celoso), Maverick City Music, Kirk Franklin
Los celos, por una buena razón, a menudo se consideran una cualidad negativa. En muchas situaciones, no es saludable. Sin embargo, vale la pena señalar los momentos en los que es una cualidad que realmente preserva una relación, en lugar de arruinarla.
Cuando un esposo y una esposa tienen celos feroces el uno por el otro, impulsarán una mayor búsqueda el uno del otro. Es correcto que un esposo desee que su esposa le sea fiel, así como es correcto que una esposa desee lo mismo de parte de su esposo. No es de extrañar que cuando hay infidelidad, llega el dolor.
Dios tiene el mismo deseo para nosotros. Somos Su Novia. Los extremos a los que Jesús llegó para que nos reconciliáramos con Dios no fueron de poco precio. Jesús anhelaba que fuéramos restaurados por Él, tanto que sufrió un precio impensable para que no tuviéramos que hacerlo.
Jesús dijo que el primer y más grande mandamiento es “Amar al Señor tu Dios con todo tu corazón, alma, mente y fuerzas”. También estuvo de acuerdo con las palabras de Moisés en los Grandes Mandamientos de “no tener dioses ajenos delante de mí”.
Esto no era solo un mandato, también era una advertencia. Dios conoce los caminos por los que los dioses falsos nos conducirán. Nos llevan a una vida de miseria y vacío. La promesa de lo que ofrece el pecado se cumple solo por un momento. Su placer desaparece rápidamente y nos deja de nuevo en el mismo lugar de quebrantamiento.
Los celos de Dios en realidad son Su bondad. Sin ella, nos convertiríamos en hierba sin agua, sin nunca poder florecer.
Los celos de Dios se encienden cuando ponemos nuestra confianza en los ídolos. Se enfurece cuando ponemos nuestra confianza en nosotros mismos, en lugar de ponerla en la vida de Cristo, quien está en nuestro interior. Sin embargo, cuando tenemos acceso al Reino de Dios, pero nos volvemos hacia otras cosas, son los celos de Dios los que nos rescatarán, tal como Oseas rescató a Gomer.
Que los celos de Dios consuman tu corazón a medida que anhelas conocerlo más.
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Written by: Alfredho Altamirano
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